jueves, 27 de marzo de 2014

CONTRA TODA FORMA DE DOMINACION



Contra toda forma de dominación


“Es decir la palabra “yo” es una manera cómoda de aludir a una serie de acontecimientos y formaciones mentales y corporales que tienen un grado de coherencia causal e integridad en el tiempo. Y el “Yo” con mayúscula ejemplifica nuestra sensación de que estas formaciones transitorias ocultan una esencia real e inmutable que es la fuente de nuestra identidad y que debemos proteger. Pero como hemos visto, esta convicción puede ser infundada y, como Minsky señala con perspicacia, puede ser dañina”
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Es posible que la mayor contribución de Pierre Clastres (1) dentro de las ciencias sociales, sea desmentir la idea “evolucionista”, en la que necesariamente el progreso lógico de toda sociedad seria la culminación en los estados modernos, gracias a sus observaciones directas sobre pueblos que no formaron estados, comprobó que estas estaban lejos de ser sociedades miserables, sino que eran sociedades que si bien producían estaban en contra de la “producción” de excedentes innecesarios para satisfacer sus necesidades, además pudo apreciar que eran sociedades que mantenían su identidad grupal mediante diversas formas que tendían a impedir que se generara un poder centralizado, en que los “jefes” además de poder aspirar al “prestigio” también lograran consolidar un poder concreto invirtiendo el concepto de “deuda”. En las sociedades que no forman un estado es el “jefe” el que está en constante deuda con el resto de la comunidad a diferencia de nuestras sociedades.

Las sociedades observadas directamente por Clastres distaban mucho de la imagen del “buen salvaje”, eran sociedades estructuradas en torno a la guerra, en el sentido de que estaban constantemente activas para que no se consolidara un poder centralizado y además el refuerzo de la identidad del grupo, que acarrea este proceso, los mantiene en un constante estado de rivalidad con otros grupos, lo que se plasma en recurrentes mitos en que cada grupo es finalmente el hijo de los “dioses”.

Nuestras sociedades con estado también son sociedades en constante estado de guerra, aunque una gran diferencia es que los lideres pueden arrastrar a los pueblos a esta confrontación mientras que en las sociedades investigadas por Clastres los “jefes” podían morir solos o ser asesinados si querían emprender una guerra “impopular”, necesariamente la estructuración del estado además implica un “etnocidio” ya que se extermina la fuerte identidad de cada grupo que hasta entonces dispersaba la concentración de un poder centralizado que jerarquizara la sociedad, sin embargo los estados modernos son mucho más profundamente “etnocidas” que antiguos imperios como el Inca o el Azteca, ya que estos últimos no requerían socavar hasta el último átomo de las culturas que sometían, debido a que no disponían de la necesidad de producción y acumulación indefinida que requiere el sistema capitalista, lo que además mantiene a los estados en un constante estado de guerra por recursos, es decir lo que era un fenómeno transitorio en las “sociedades primitivas” centradas en el ocio, pasa a ser sistematico y constante en nuestras sociedades junto con el productivismo y el sometimiento completo a ciclos totalmente disarmonicos, tanto con las necesidades biopsicologicas de los individuos como con los ciclos del ecosistema como veíamos en el artículo anterior (2).



Es interesante notar que las sociedades investigadas por Clastres son igualitarias al punto, de que tal idea de igualitarismo a nivel jerárquico, es tan importante para ellos, que en sus ritos de paso a la adultez, en muchos casos, o las sanciones, implican crueles actos que marcan tales valores en sus cuerpos, algo así como en la colonia penitencieria de Kafka, pero en vez de ser el castigo de un estado que mantiene el monopolio de la violencia y la división de clases es una prevención contra tal posibilidad. Estas sociedades son en general patriarcales, hay investigaciones de Riane Eisler y Casilda Rodriguez que basándose en la civilización Minoica o en registros arqueológicos del paleolítico, que apoyarían la idea de que las culturas transitaron desde sociedades matrifocales (En que la capacidad de dar vida es el valor central) a matriarcados o patriarcados, en que lo central se convierte en el ejercicio del poder o la capacidad de quitar vida, si bien ambas investigadoras plantean interesantes argumentos no tienen la ventaja que poseen las investigaciones de Clastres, que son hechas como observación directa, por lo que si tuviéramos que basarnos en los datos más inmediatos y verificables en términos totales, tendríamos que concluir que la “naturaleza” de las sociedades sin estado es como dice Clastres “un-ser-para-la-guerra” , aunque como vimos contra grupos rivales y contra la formación de un poder centralizado, lo que impide la generalización y escalada de la violencia que acontece en el sistema interestado global y la economía capitalista.

Esto nos lleva a plantearnos dos cosas fundamentales, lo primero, aunque los estados puedan derrumbarse rápidamente vuelven a reconstruirse otros, una vez que los mecanismos preventivos de las sociedades sin estado fracasan, un caso significativo es que el imperio Inca es el último de muchos imperios anteriores en esas zonas, esto podríamos explicarlo en la medida que si un sistema es autopoetico, si no rompe totalmente su coherencia estructural interna va a tender a recomponerse, al parecer la “revolución” o es preventiva o no es aunque hay autores como David Graeber que citan algunos casos de pequeñas sociedades posestatales. La segunda cosa es si se pudiera romper completamente la coherencia estructural interna de las sociedades con estado y capitalistas, existe alguna alternativa a que estás no necesariamente se estructuraran en torno a la guerra contra otros grupos de “iguales”, desde esa perspectiva la más que manoseada y falsificada “declaración de los derechos del hombre” aún es una deuda interesante y reclamable a los estados liberales. Los estados liberales se presentaron como la alternativa de la máxima expresión racional de organización social ante el oscurantismo de la supuesta divinidad del origen del poder real, claramente el fracaso de las burguesías en ese sentido es estrepitoso, en estos momentos prácticamente tenemos una tercera guerra mundial velada de baja intensidad y un caos ecosistemico inminente (3) debido a este modo de relación jerarquizado, en términos sociales e indiferente a la organización de los ciclos ecosistemicos, por lo que intentar comprender y superar a las sociedades sin estado y contra el productivismo, es cuestión de supervivencia para la humanidad.
Abordar la segunda cuestión planteada nos lleva a intentar comprender como se funda la fuerte actitud de unidad identitaria que tan hábilmente los sustrajo de concretar poderes centralizados. Clastres plantea acertadamente con multiples ejemplos, que las formas de producción son secundarias y no determinantes de la organización social, más bien el hecho político antecede al económico, argumento para el que cuenta con multiples observaciones directas, entonces lo que provocaría la jerarquizacion de la sociedad más que la agricultura o algo por el estilo, son factores como las guerras o las explosiones demográficas que tienden a concentrar poder y prestigio en un “jefe”, pero esto no es sustuir un factor unidireccional por otro.
Todo fenómeno político a su vez es un fenómeno biológico que acontece en un espacio relacional, cuando las condiciones externas provocan incertidumbre al punto de generar indefensión, tanto en términos biológicos como psicológicos, se tiende a desatar la violencia como una mimesis de apropiación en términos de Rene Girard, básicamente la idea es “quiero aquello que quieren otros para poder sobrevivir o por prestigio”, en este punto los sistemas sociales dan un salto abrupto a nivel de su coherencia estructural interna y se pueden birfucar en dos sentidos y afianzarse en dos tipos de “sacrificios” en los términos propuestos por Girard, si la sociedad culmina en un estado se produce un etnocidio que se plasma en las mitologías en cambio si no se conforma estado la culminación será la muerte de algún “jefe” o grupo rival que amenace la igualdad.

Viendolo de esta manera podemos intentar abordar la primera cuestión antes enunciada desde la pregunta de ¿Que provoca la mimesis de apropiación?, ¿Es realmente algo inscrito en nuestra naturaleza biológica o es también un fenómeno psicosocial?. El sistema nervioso humano registra desde temprana edad las pautas de apego de los niños y puede hacerse menos o más ansioso, según las figuras protectoras pueden empatizar y armonizar con sus necesidades, de este proceso de satisfacción e insatisfacción emerge la imagen del “yo”, como un deseo por concretar. Las neurociencias en este sentido, en especial los trabajos de Francisco Varela, han plasmado que la mente es una propiedad emergente, de las configuraciones neuronales, sin ser completamente reductible a dichas configuraciones, estableciendose una relación circular de influencia y restricción reciproca a la vez, (4). El yo entonces seria una imagen que aparece y desaparece a cada instante en que el ambiente gatilla perturbaciones en la dinámica interna del sistema nervioso, que no procesa representaciones del exterior sino que hace emerger un “mundo” debido a la relación circular entre su hacer total como organismo y el entorno (Esto se denomina conocimiento enactivo y pone en serio cuestionamiento el dualismo cartesiano de mente y cuerpo). Este yo en continuo aparecer y desaparecer, ante momentos de incertidumbre en términos biológicos y psicológicos tiende a cristalizarse, es decir se establece una adhesión a una imagen carente de realidad sustancial (interesante ver en ese sentido la psicología de lo que ha sido denominado sujeto neoliberal), es decir respondemos directamente desde los condicionamientos sociales y afectivos de cada grupo, cuando deseamos, nuestro organismo completo, el yo es íntegramente ese deseo, esa es la intensidad tan virulenta de la mimesis de apropiación, en que dejamos de percibir la experiencia inmediata y nos adherimos a una imagen mental, una fantasmagoría en que relegamos la capacidad empática inscrita en nuestra biología como tendencia a la cooperación para la supervivencia evolutiva, tema ampliamente investigado tanto por Varela, Maturana, Margulis, Sandín y De Waal entre otros.



Las sociedades investigadas por Clastres encontraron como solución a esta situación, hasta cierto punto natural, distribuyendo la dinámica, separando poder y prestigio, es decir el sujeto que requería alimentar ese “yo”, como imagen cristalizada, era puesto a trabajar para distribuir bienes para la comunidad, manteniendo la cohesión colectiva necesaria y generando a su vez un “yo” colectivo, que diferenciara como unidad al grupo, de ahí lo homogéneo y patriarcal de estas sociedades y su estructuración en torno a la guerra como un útil metodo, entonces los estados y el capitalismo en teoría podrían ser superados en la medida en que se genere un estado constante de movilización, que invirtiera el proceso de deuda, es prácticamente la sustitución de la moral completa de la humanidad en que el control de las decisiones resida en la comunidad, pero la evidencia antropológica nos devuelve a sociedades estructuradas en torno a la guerra y a una confrontación de distintos “yo” colectivos de cada grupo, pareciera no poder ser cancelable la mimesis de apropiación, a menos que se desarrollara un cultivo de afectos ligados a poder describir nuestra experiencia consciente, con el fin de generar una especie de moral de apoyo mutuo, basada en la capacidad empática antes mencionada, es decir suprimir los condicionamientos sociales de grupo por una visión más general y extendida de que es humanidad, básicamente sustituir el deseo de poder por la capacidad de crear, tanto para fines individuales como colectivos, o sea una individualidad interdependiente.



Lo anterior evolutivamente es más ventajoso para los mamíferos, en especial para los primates, que logran acoplamiento estructural diversificando capacidades, sin romper el equilibrio del colectivo, como ilustra Humberto Maturana en el árbol del conocimiento, (5) al comparar a los simios con los insectos sociales y sus caminos de deriva natural en la evolución, en general el etnocidio que implica el estado y el capitalismo genera una forma de interaccion mas semejante a una plaga de insectos, carente de alguna manifestación de individualidad y de cooperación más allá del programación biológica, como recurrencia de millones de años, en resumen unas células cancerosas colapsando la organización social, al suprimir la genuina expresión y subordinarla al productivismo, y el desastre ecosistemico que implica, cumpliéndose la idea de Murray Bookchin en que la jerarquización social implica una ruptura con los ciclos ecosistemicos que nos contienen en forma simultánea.



De esta forma el cultivar los afectos ligados a la dominación, y la violencia que implica la mimesis de apropiación de las sociedades jerarquizadas y productivistas, significa la ruptura a nivel biológico, psicológico, social y ecosistemico de cualquier equilibrio, claramente las sociedades estudiadas por Clastres mal llamadas primitivas, demuestran un acoplamiento estructural mucho más efectivo y por ende más racional que los estados liberales y su economía capitalista, esto no significa idealizar esas sociedades que como hemos visto tienen momentos brutales, que a su vez saben sublimar, en términos de Freud, la agresividad, los Yanomamis tienden a no reprimir la agresividad de sus niños y más que poner límites en sus caminos los alientan a descubrir el mundo por ellos mismos, el poder observar todo el proceso tanto de sociedades con estado y capitalismo como sociedades horizontales, como las vistas por Clastres, nos permite vislumbrar que si otros afectos son cultivados, el presente que puede emerger es el de sociedades horizontales basadas en una actividad constante de desarrollar capacidades evolutivas basadas en la empatía, algo que ya anticipo Kropotkin con el concepto de apoyo mutuo, sociedades que pueden hacerse cargo de algo que es natural y que es nuestra agresividad, que no es lo mismo que violencia, que ya sea en sociedades jerarquizadas u horizontales como las observadas por Clastres implica un espacio relacional de la negación del otro como legítimo, junto a ese cultivo de afectos ligados a la empatía podría haber un refinado cultivo de nuestra agresividad contra cualquier conformación de poder centralizado.



Una de las sociedades estudiadas por Clastres los Tupi-Guaranies, cuentan con unos singulares personajes unas especies de profetas llamados Karai que llamaban a buscar incesantemente la “tierra sin mal”, cuando intuían que por distintos factores se podría concentrar poder, con el fin de dispersar a la población o cambiar sus prácticas sociales, últimamente científicos como Stephen Hawking o James Lovelock han hecho declaraciones que si bien son catastrofistas, no dejan de ser ciertas con respecto al futuro de la humanidad, Hawking ha llamado a colonizar otros mundos, a pesar de que el mismo sabe que en el corto plazo es imposible y que como el mismo reflexionaba difícilmente sería una muy buena experiencia el contacto, basta ver solo el “descubrimiento” de america al respecto, entonces si él sabe todo eso porque dice lo que dice, tal vez es uno de los últimos Karai llamándonos a buscar la “tierra sin mal” que asi como a los Tupi Guarani los puso al borde del atlántico, a nosotros nos coloca al borde del espacio infinito, solo para situarnos en un “terreno mortal”, como llamaba Sun Tzu a ciertas condiciones de la guerra donde era muy difícil sobrevivir, solo con el fin de que cambiemos nuestras prácticas sociales y nuestra relación con el ecosistema, para poder vivir en otro presente, en que el conflicto entre la capacidad de crear y el deseo de poder, que se funda en la indefensión biológica como psicológica, encuentre como solución el cultivo consciente de la capacidad de crear o en la actualización de todo nuestro potencial biótico, de lo contrario solo somos una colonia de cucarachas destinada a colapsarse a sí misma en su propia gula de apropiación.



(1) Investigaciones en antropología política de Pierre Clastres http://www.nakido.com/1B74BE91519C466B38...=sethariel

(2) http://elvirusdelasubversion.blogspot.co...a-las.html

(3) El antropoceno la crisis ecológica se hace mundial http://www.rebelion.org/docs/104656.pdf

(4) De cuerpo presente de Francisco Varela http://es.scribd.com/doc/88471217/De-Cue...nte-Varela

(5) El árbol del conocimiento de Humberto Maturana y Francisco Varela http://www.nakido.com/BF3FD64C5ED6AC9823...=sethariel

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que buen articulo en que pagina lo encontraste?

parrhesia dijo...

del Portal libertario OACA